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LA INCIDENCIA DE LA LITERATURA LÉSBICA EN EL MOVIMIENTO SOCIAL

Chuy Tinoco



Abrí las piernas. Ella se dejó caer de espalda a mí y se acomodó en el nido que

forma mi cuerpo. La rodeé con mis brazos. Mi mejilla rozaba su pelo, nos tomamos

de las dos manos y, al compás de la música, hicimos el amor con la yema

de nuestros pulgares. Después hablamos, claro está. Y el resto de la noche nos

amamos, así como seguramente se aman las diosas.

Rosamaría Roffiel, Amora



Desde tiempos inmemorables, la expresión de la existencia lésbica, su relación con el planeta, con otras mujeres y hombres, ha venido luchando para dar a conocer su acervo en todo el mundo.


Literatura lésbica. Ilustración, Pickled Punk


La literatura lésbica se presenta como fuente de expresión de una identidad marginada por la visión patriarcal heterosexista, que deslegitima la expresión de un grupo social existente y su demanda muy clara: el derecho a su propia cultura, a la generación y producción de la cultura lesbiana. Desde tiempos inmemorables, la expresión de la existencia lésbica, su relación con el planeta, con otras mujeres y hombres, ha venido luchando para dar a conocer su acervo en todo el mundo. En el caso concreto de América Latina y el Caribe, durante estas tres últimas décadas, la producción de literatura lésbica ha sido muy interesante. Compuesta por la poesía, el cuento y la novela (ésta última la más prolífica), no ha dejado de lado el contenido político lésbico feminista, que sin duda es el que domina la expresión literaria de las lesbianas en la actualidad. ¿Cómo es que esto ha ocurrido? ¿Es posible que desde las expresiones literarias se pueda hacer conciencia política sobre la situación de marginalidad que vivimos las lesbianas? ¿Desde la poesía, el cuento y la novela se pueden analizar las estructuras sociales opresoras, y reflexionar sobre nuevas estrategias para romper esta articulación sistemática de opresión y exclusión de la identidad, existencia y expresión lésbica? Para responder a estas preguntas, mostraremos algunos ejemplos de publicaciones lésbicas que han sido acompañadas por importantes procesos.


Amora. Editorial Planeta

La novela Amora de la autora Rosa María Roffiel, escrita en 1989, hizo su aparición con tres mil ejemplares que se agotaron de inmediato. A pesar de ello, Planeta, casa editorial que la había sacado a la luz, no volvió a publicarla. En su segunda edición, Amora contó con otros tres mil ejemplares que sin ninguna razón fueron retirados de los lugares públicos y se guardaron sin explicación en el sótano de la editorial que se había hecho cargo de la publicación. Durante muchos años, la novela pasó de mano en mano a través de fotocopias, marcando a una importante generación, pues fue la primera novela contemporánea escrita por una lesbiana en la que el personaje central es otra lesbiana en un conflicto amoroso, visto desde la reflexión feminista de los 80 en México. El título, Amora, en femenino, es usado como una expresión clara de amor hacia una mujer; lo importante del término es que hace referencia a una mujer que habla a otra mujer amorosamente. En 1992, Ethel Krauze escribió otra novela, Infinita, pero a diferencia de Amora, la autora de Infinita es una mujer heterosexual, y la trama gira en torno al enamoramiento de una lesbiana neurótica (Leonor), de poco más de 40 años y con serios problemas de desapego, y una mujer heterosexual (Delfina), que mantiene una relación pasional, aunque de protección, con Agustín, un violinista de música clásica. Infinita no tiene ninguna reivindicación lésbica, pues finalmente, y pese a la relación maternal de Delfina con Agustín, ésta prefiere seguir su vida con él a pesar de que para entonces ya había vivido un tórrido romance con Leonor, algo erótico, sexual y muy pasional. Sin embargo, el miedo al amor encarnado en el cuerpo de otra mujer es algo que no cabe en la mente de Delfina. Leonor transforma el nombre de la amada, así como Guadalupe, personaje principal de Amora, llama así a Claudia, la mujer que ama: nombra a Delfina primero como fina, finísima, finita para terminar nombrándola por siempre Infinita. Resultaría muy importante ver la incidencia en las lesbianas de ambas décadas, que retomaron estos nombres para llamar a sus amantes, pues el resultado es que Amora es una palabra que se ha insertado en las relaciones lésbicas, cosa que no pasó con la personaje de Ethel Krauze, cuya novela, que casualmente también fue editada por Planeta, sí puede encontrarse sin problema en las librerías.

Resultaría muy importante ver la incidencia en las lesbianas de ambas décadas, que retomaron estos nombres para llamar a sus amantes, pues el resultado es que Amora es una palabra que se ha insertado en las relaciones lésbicas...

Como ya dijimos, Amora fue una novela escondida por la editorial, que logró sobrevivir de forma subterránea durante dos décadas, llegando a rincones inimaginables de México (pues lo mismo hay lesbianas que la han leído al norte, al centro o al sur del país); aún las amantes de la novela dramática aseguran que Amora es la novela que mejor muestra las relaciones lésbicas de un tiempo y un contexto muy importantes dentro del movimiento lésbico feminista en México. Como era de esperarse, Amora trascendió las fronteras; en el cono sur ha tenido también una repercusión de vital importancia, y ha sido objeto de análisis de múltiples colectivos y organizaciones civiles lésbicas y feministas sudamericanas. En la academia, Amora ha sido estudiada en numerosas tesis, y es un texto que se ha estudiado desde la sociología, la comunicación, la filosofía, la psicología, los estudios latinoamericanos y literarios, entre otras áreas universitarias. Rosa María Roffiel, comenta: Mi poesía ha sido criticada; me dicen que le falta mucho trabajo y que yo no soy poeta, con lo cual coincido, pero a mí lo que más me interesa es poner mi granito de arena para ampliar la conciencia de la gente, para que conozcan y respeten otras formas de amar y de ser, y he tenido muchas satisfacciones. Mi poesía está en agendas, calendarios, se usa en talleres. Ha caminado sola”. De Amora dice: “me costó mucho trabajo, pues la escribí impulsada por la euforia de estar creando una novela por primera vez. Cuando apareció, recibí críticas, unas positivas, otras negativas. Yo no estaba preparada para estas últimas y me deprimí; pero pronto empecé a recibir cartas de apoyo. Se agotó esa primera edición y por diez años siguió circulando fotocopiada. Ahora creo que cada libro que se escriba es importante, lo esencial es que se abran espacios”.

Por otro lado, la escritora Reyna Barrera, nacida en 1939, escribe en el año de 1997 su poemario Sandra, secreto de amor, con el que, bajo un seudónimo, participa en la convocatoria del Premio Nacional de Poesía Rubén Bonifaz Nuño y resulta ganadora. La misma autora narra la sorpresa del jurado, quien esperaba ver llegar a un hombre, pues quién más sino un hombre podía haber escrito un poemario que cuenta la historia amorosa de una mujer, Sandra, compañera de la autora por treinta y tres años. Finalmente, y ante la sorpresa de las y los asistentes a la ceremonia de entrega del premio, Reyna Barrera es reconocida como la poeta ganadora. Aquí un fragmento de uno sus poemas:


Siete Lunas para Sandra


Las lunas culminaban mis deseos.

Tenía quince años y apenas

frecuentaba las calles, los parques

cruzaba los puentes

y ellas, invariablemente, se iban tras de mí,

a colgarse de mi ventana.

Dejaban rastros de cianuro de cobre

en sus cartas de suicidio.

En cada una de las paredes

o en la blancura de las sábanas

encontraba la huella de sus labios.


Es pues posible que, a través de la literatura, en los géneros de la poesía, la novela y el cuento, podamos tomar parte en un proceso social que libere a las lesbianas de la marginación y la exclusión. Es posible que desde la producción literaria se logre reconstruir la genealogía lésbica y al fin se alcance el derecho a una cultura propia. A treinta años de la aparición de Amora de Rosa María Roffiel, podemos confirmar que desde la literatura se puede cambiar la realidad en que viven las lesbianas en nuestro contexto latinoamericano y caribeño, reconstruir el lenguaje y rescatar las palabras que nos nombran, nos afirman y nos definen. Todo ello gracias a la escritura de otras lesbianas que han desarrollado una conciencia política y que en su empeño han extendido la concienciación de un grupo todavía marginado por la cultura hegemónica patriarcal.


Chuy Tinoco nació en 1971 en la Ciudad de México. Es feminista, escritora, educadora popular y especialista en género. Twitter: @chuytinoco

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